Volvemos a los Pirineos, nuestro destino de montaña preferido, y cuando ya te crees que conoces todos sus valles, siempre te encuentras alguna joya escondida, con paisajes que te quitan la respiración y se te quedan clavados en tu retina. Eso nos pasó cuando llegamos al valle de la Ripera.

Pero empecemos por el principio. Nuestra idea era recorrer el Valle de Tena, un valle paralelo al valle de Ordesa pero mucho menos conocido, mucho menos turístico y mucho más auténtico. Al menos eso me parece a mí.
Y una vez decidido el destino empieza la búsqueda de un lugar donde alojarnos y de excursiones, rutas o actividades que hacer.
Mi primera idea fue alojarnos en el Balneario de Panticosa, en lo más profundo del Valle de Tena, pero después de leer muuuchas malas reseñas decidí reservar en el Monasterio de Boltaña, de lo cual no me arrepentí.
Respecto al Balneario de Panticosa me han comentado que debido a la crisis se paralizaron algunas actuaciones de mejora del Balneario pero que las están retomando y se espera que se acaben de realizar y de gestionar. Espero de verdad que así sea porque me encantaría poder volver a ese precioso lugar, hospedándome en el Hotel-Balneario de Panticosa y poder contaros mi experiencia en ese alojamiento tan singular.

El camino de Valencia hasta Sabiñánigo es todo por la autopista Mudéjar, con un montón de túneles muy nuevos en el último tramo, con luces de led que se van enciendo a medida que vas pasando, túneles totalmente diferentes a los que luego atravesamos yendo a Plan en el valle de Gistaín, que eran simples agujeros tallados en la montaña. Pero eso será otra historia.
El paisaje que se quedó en mi retina: El Valle de la Ripera
Buscando qué se puede hacer por el Valle del Tena me llamo la atención una iniciativa de dos jóvenes del Valle que hacían excursiones desde Panticosa en una especie de tren- tractor, hasta el valle de la Ripera. Y eso decidimos hacer el primer día que recorrimos el valle.
Así que, después de una noche silenciosa y tranquila y de un desayuno contundente en nuestro alojamiento, pusimos rumbo a Panticosa para hacer la excursión al Valle de la Ripera.

Aparcamos en Panticosa, justo delante de las telesillas de la estación de esquí, que está en el mismo pueblo, y dimos un paseo por esta bonita población hasta llegar a la Plaza de la Iglesia, que es desde donde salía la excursión.

Ya el recorrido, que dura casi una hora, es precioso y va por una pista forestal atravesando las montañas y con bonitas vistas a los montes de los alrededores, hasta que, de repente, se abre ante ti un valle verde, rodeado de montañas de donde caen cascadas y con un riachuelo que lo atraviesa. Te quedas con la boca abierta. Has llegado al Valle de la Ripera.

Estas a 1520 metros de altitud y, desde allí y con un folleto que te dan en el trenecito, hay varias rutas de senderismo que puedes hacer. Desde unas más cortas a otras más largas, desde unas más sencillas a otras más complicadas. Hay para todos los gustos.
El tren, que se llama El Sarrio, tiene unos horarios tanto de salida de Panticosa como de llegada la Valle de la Ripera, por lo que te puedes organizar para hacer la ruta que te venga bien. En su página web está todo muy bien explicado así que, si ya has elegido la ruta que hacer, puedes llevarte la comida o simplemente pasear un rato como hicimos nosotros. Pero es un lugar perfecto para pasar todo el día y volver en el tren de la tarde.
En el tren a lo largo del trayecto te van contando historias de la zona, como que los nacidos en Panticosa se llaman Panticutos y que tienen un idioma particular, que hay muchos rebecos que por aquí se llaman sarrios, y te explican la leyenda del dedo de Yenefrito, que es una montaña con la forma de un dedo gigante saliendo de las entrañas de la tierra, y llegar hasta esa montaña es una de las excursiones que puedes hacer desde el valle de la Ripera.
La excursión en este tren de alta montaña y cualquiera de las rutas que elijas hacer en el valle es una actividad estupenda, y muy recomendable si vas con niños.

Y si estás más días por este valle de Tena, también hay otros trenes de alta montaña que hacen otros recorridos: el tren de Tramacastilla que sale de Tramacastilla de Tena y te lleva al ibón de Las Paules, por si no lo sabes los ibones son pequeños lagos glaciares que están en lo alto de las montañas, y el tren turístico del Valle de Tena, que sale de Piedrafita de Jaca y te hace un recorrido por el paraje de La Partacua.
A la vuelta de la excursión a la Ripera comimos en Panticosa. Vimos un pueblo muy cuidado y con mucha oferta de restaurantes, bares, tiendas de ropa de esquí y de montaña y también algún supermercado para comprar la comida si quieres hacer una excursión de todo el día por los alrededores .

Por la tarde, ya comidos y algo más descansados cogemos carretera para ir a los Baños de Panticosa, que es donde se encuentra el Balneario. Este paraje está a unos 10 minutos en coche del pueblo de Panticosa y lo bien cierto es que está en un paraje espectacular, al lado de un lago y con unas vistas increíbles, pero está todo un poco dejado, la mayoría de edificios cerrados o como abandonados. Una verdadera pena.
Pero lo que sí vale la pena es llegar hasta allí para darte un paseo por el borde del lago, encontrar una ermita con una fuente termal en su interior de la que sale agua muy caliente y hasta poder acercarte a una enorme cascada. Y todo ello sin alejarte unos pocos metros del lugar donde aparcamos. Precioso.


El día de hoy, tanto en Panticosa, en El Valle de la Ripera o en el lago de Panticosa me hizo recordar porqué los Pirineos aragoneses son mis montes preferidos.
Ya la vuelta hacia Boltaña la hicimos cruzando de un valle a otro, del de Tena al de Ordesa, por una carretera estrecha y solitaria que acaba en el pueblo de Broto, para que no se diga que, estando tan cerca no habíamos recorrido algún trozo del Valle de Ordesa.

Ya he comentado en alguna ocasión que no me gustan los lugares que se han vuelto tan turísticos que tienen aforo y que tienes que programar con mucha antelación cómo ir, habiendo cerca de ellos otros lugares tan bonitos o incluso más y mucho menos masificados.
Esto es lo que me pasa a mi con Ordesa pero, por supuesto que es un valle precioso, y si lo quieres conocer tienes que ir a Torla y allí, desde el Centro de Visitantes, coger un autobús que te sube hacia la pradera de Ordesa, teniendo en cuenta que hay un aforo de cantidad de visitantes.
Bueno, pues después de este primer día, volvemos a nuestro alojamiento, el Monasterio de Boltaña, del que ahora te contaré un poco.
Estos últimos años, el encontrar un alojamiento diferente, y tener tiempo para disfrutarlo, se ha convertido en una parte importante de mis viajes. Así he pernoctado en un antiguo palacio, en un chaletito alpino, en unos Kubos, en un auténtico caserío del siglo XVI, o en una casita tirolesa. Y en esta ocasión ha sido en un Monasterio, ahora convertido en hotel, en la localidad de Boltaña.

El Monasterio está restaurado con mucho gusto, manteniendo la Iglesia, el claustro ,los pasadizos de piedra, y combinándolo con lo moderno y con los complementos más actuales, una piscina exterior y un spa muy completo con vistas al exterior por medio de unas cristaleras. Todo muy bonito, muy cuidado y ya digo, restaurado con mucho gusto.



Y, justo enfrente de la ventana de nuestra habitación, veíamos, en lo alto de un pico, un pueblecito que no nos resistimos a conocer.
Se llama Sieste y la subida es superempinada. El pueblo son dos calles pero mires donde mires tiene unas vistas de escándalo. Son esas sorpresas que no lees en ninguna guía paro que luego recuerdas con mucho agrado.

También cerca del Hotel había otro pueblo, al que también nos acercamos. Este en concreto no tiene nada de especial excepto el nombre, Margudgued. ¿A qué no te imaginas que en Aragón haya un pueblo con ese nombre tan extraño.?

Bueno, pues después de haber pasado un primer día, muy completo y agradable en nuestros queridos Pirineos, os seguiré contando el recorrido por otros dos valles, el de Pineta y el de Gistain o Chistau, que recorrimos el día siguiente, cada uno con sus paisajes espectaculares y sus curiosidades. Si queréis conocerlos atentos a mi próximo post. Y también visitamos el castillo de Boltaña y otros pueblos de esta comarca oscense del Sobrarbe, tan especial con sus leyendas, sus castillos y sus chimeneas coronadas por espantabrujas.
Y, mi consejo, cuando no sepáis qué destino tomar, poned rumbo a las montañas, viajad hacia los Pirineos, siempre encontrareis algún lugar que no conocíais y que será especial para vosotros, como me pasó a mí con el Valle de la Ripera.
Estoy deseando ir
Siempre hay lugares nuevos que te asombran! Es lo bonito de viajar😀
El Balneario de Panticosa está bastante mejor de lo expresado en tu crónica.
La crisis dejó paralizadas unas excesivas realizaciones que transformaban totalmente las viejas instalaciones.
Es un gran complejo turístico con buenos servicios que esperamos se terminen de completar y gestionar.
Gracias por tu puntualizacion. Lo actualizo en el post. Mi experiencia , sobre todo de los alrededores es la que cuento, pero deseo de verdad que se acaben de realizar las actuaciones previstas porque verdaderamente es un edificio singular situado en un paraje único.