TOULOUSE Y EL CANAL DU MIDI

En nuestro viaje al Pais Cátaro, además de la ciudad de Carcasonne, de los Castillos a los que subimos en empinadas  montañas y de las Abadías que visitamos en lugares escondidos, también quisimos probar una forma diferente de hacer turismo recorriendo en barco un trozo del Canal du Midi y visitando el pueblo de Minèrve, declarado como uno de los más bonitos de Francia.

Esta zona del país vecino, en la parte de los Pirineos franceses y muy cerca de la frontera de La Junquera, es un muy buen destino para poder ir en coche o también se puede ir en avión a Toulouse y desde ahí recorrer esta vía fluvial, hecha por el hombre, el Canal du Midi, y que cruza toda Francia hasta desembocar en el Mediterráneo.

Toulouse es una ciudad de la que puedes ver sus monumentos más importantes en un día. Debes empezar en la Plaza del Capitolio que es donde se encuentra su Ayuntamiento, y que tiene los signos del zodiaco impresos en su suelo.

Ayuntamiento de Toulouse

Tampoco te debes perder el Convento de los Jacobinos, donde está enterrado Santo Tomás de Aquino. En su interior podrás contemplar  la peculiar «bóveda de palmera». Y como algo curioso, deciros que hay un cristal en el suelo para que puedas observar la bóveda sin sufrir dolores de cuello.

Bóveda de «palmera » en el Convento de los Jacobinos

Y como Toulouse pertenece al trozo francés del Camino de Santiago no podía faltar una Iglesia por la que pasaban todos los peregrinos en su camino hacia Santiago de Compostela.  Es la Iglesia de San Sernin, uno de los edificios más  emblemáticos de Toulouse y la segunda Iglesia más antigua de Francia, después de la Abadía de Cluny. Lo más característico de esta Iglesia es su campanario octogonal repleto de pequeñas ventanas.

Para poder ver una panorámica de Toulouse os voy a dar un consejo de esos que encontré rebuscando información para este viaje: sube al último piso de las Galerías Lafayette y sal a la terraza. Desde allí tienes una buena perspectiva de toda la ciudad, pudiendo reconocer, sobre todo, el campanario octogonal de la Iglesia de San Sernin.

Vista de Toulouse con la Iglesia de San Sernin al fondo
Panorámica de Toulouse desde la terraza de las Galerias Lafayette

Después de dar un paseo por sus jardines, unidos por originales puentes metálicos y repletos de colorido, nos vamos camino de nuestro alojamiento en un pueblo llamado Lezignan- Corbières y desde donde iniciaremos el crucero por el Canal du Midi.

Coloridos jardines en Toulouse

Ya en el camino hacia nuestro alojamiento tenemos el primer encuentro con el Canal y con sus esclusas, que atravesaremos al día siguiente. Estamos en un paisaje idílico en el corazón de la campiña francesa. ¡Ya tenemos un montón de ganas de que llegue el día de  mañana para poder surcar las aguas del Canal!

Canal du Midi cerca de Toulouse

Ya os conté en el post dedicado al País Cátaro, que durante unos días nos alojamos en una de las habitaciones de una encantadora casita tipicamente francesa  llamada «Les Chambres de Dames», en Rieux-Minervois. En esta ocasión nos alojamos en «Maison Allène», una casa muy moderna en medio de un pueblo, Lezignan-Corbières, cercano al Canal du Midi.

Los cruceros para pasear por el Canal se pueden coger en muchos lugares. Nosotros, haciendo caso a la recomendación de los dueños de nuestro alojamiento, lo cogimos en Homps, ya que nos venía bien para visitar luego el pueblo de Minèrve.

El Canal du Midi fue construido en el siglo XVII con la idea de unir el Atlántico con el Mediterráneo para poder transportar mercancías y personas. Este era un sueño que habían tenido muchos monarcas franceses, ya que  serviría para evitar tener que rodear toda la Península Ibérica, pasando por el temido Estrecho de Gibraltar, para poder pasar por barco de un lado al otro de Francia.

Barco con el que recorrimos una parte del Canal du Midi

Al final fue el ingeniero Pierre-Paul Riquet el que consiguió construir el Canal du Midi que va de Narbonne en el Mediterráneo hasta Toulouse, y allí se une al canal lateral del río Garona que llega hasta Burdeos, con lo cual se consiguió unir el Atlántico y el Mediterráneo.

Pero el hecho de que surgieran problemas de todo tipo, incluida la muerte de su creador antes de acabar la construcción del Canal, hizo que éste no tuviera el éxito esperado y en la actualidad se utiliza solo con un uso turístico y de ocio.

Son 240 Km. en los que atraviesas puentes, esclusas, acueductos… Si te paras a pensar te das cuenta de lo impresionante y complicada que fue la construcción de esta obra de ingeniería en el momento en el que se hizo. Una verdadera proeza técnica con la belleza de una obra de arte.

Porque cuando vas navegando por el Canal hay momentos que te parece que te has metido en un cuadro de algún pintor impresionista francés, en una acuarela de un bucólico paisaje, y a esa sensación ayuda los más de 60.000 árboles que plantaron en sus orillas y que en la actualidad dan frescor incluso en las horas de verano en las que el sol más calienta.

En nuestro paseo por el Canal atraviesas puentes…
Pasas junto a acueductos…

Sí, has leído bien, más de 60.000 árboles, la mayoría de ellos plataneros y que desgraciadamente en estos momentos tienen una enfermedad que hace que los tengan que ir talando para que no se contagien los árboles de alrededor. De hecho nos enseñaron cómo están marcados con una cruz los árboles que hay que cortar.

Desde 2006, que se detectó un hongo mortal en sus raíces, solo han podido solucionarlo con una tala masiva y con la replantación de otro tipo de plataneros. Un verdadero desastre ecológico y una lástima porque el Canal du Midi ya no volverá a ser el mismo.

Arboles enfermos que hay que talar, señalados con una cruz.

Después de pasar por debajo de pequeños puentes en los que cabía el barco como metido con calzador y navegar junto a curiosos acueductos, aún nos quedaba la parte más divertida y también la más instructiva: el paso por las esclusas.

Para poder salvar el desnivel del río , ya sea si vas contra corriente o a favor de la corriente, has de pasar una serie de esclusas. Una esclusa es una especie de cámara, aislada por dos puertas, en la que se puede hacer variar el nivel del agua, permitiendo así a los barcos subir o bajar un importante desnivel del río o canal.

No es fácil pasar una esclusa si eres un marinero inexperto y debe ser uno de los momentos más complicados si vas navegando con tu propio barco, pero en nuestro caso solo tuvimos que observar y aprender cómo funciona esta obra de ingeniería hidráulica. Miradlo vosotros mismos en las fotos.

Preparados para entrar en la primera esclusa.
Dentro de la esclusa

En este caso estábamos subiendo un desnivel que hacía el río ya que íbamos contracorriente. A la vuelta del paseo tuvimos que pasar la misma esclusa pero al revés, bajando el desnivel , ya que íbamos a favor de la corriente. Aquí tenéis toda la secuencia del paso de una esclusa. El darte cuenta de todo el esfuerzo de cálculo y construcción que lleva una obra de tal envergadura a mí me pareció muy interesante.

Entrando en la esclusa
El agua va bajando
… Y sigue bajando
Saliendo de la esclusa
Ya estamos al nivel del Canal y podemos seguir navegando.

Cuando acabamos nuestro paseo por el Canal nos fuimos a visitar el pueblo de Minèrve. Estará catalogado como uno de los más bonitos de Francia pero a mí  me defraudó. Es un pequeño pueblo medieval, pero repleto de turistas y lleno de restaurantes y tiendas de souvenirs.

Minèrve

Ya nos íbamos a ir un poco decepcionados cuando decidimos pasear un ratito por sus alrededores y ahí encontramos una especie de  gruta, que realmente es un «puente natural», ya que está excavada por las tumultuosas aguas de un río, el Cesse, que con el paso del tiempo ha retomado su curso subterráneo y ha dejado estos monumentos de la naturaleza.

Les ponts naturels de Minèrve (Francia)

Dentro de esta especie de gruta la gente había construido pequeñas esculturas colocando montones de piedrecitas de río. Era un paisaje un tanto extraño, pero no pudimos resistirnos a la tentación de dejar nuestro montoncito de piedras para la posteridad.

Construyendo nuestra torre de piedras
Paseando por los alrededores de Minèrve

El paseo nos reconcilió un poco con Minérve, y nos dejó al final un buen sabor de boca. Pero aún nos quedaba por descubrir lo más alucinante del día.

El paisaje que se quedó en mi retina.La librería de Le Somail

Lo último que se nos podía pasar por la cabeza fue la sorpresa que nos iba a deparar  el pequeño pueblo de Le Somail. Esta aldea nació a la vez que el Canal, como un  puerto fluvial donde paraban los viajeros que se desplazaban por el Canal en el siglo XVIII. Todo está como antaño: el puente sobre el Midi, la Iglesia, el antiguo hostal… Aquí todo te invita a quedarte y vivir la vida con total placidez.

Y paseando por sus tranquilas calles encontramos el paraíso para los amantes de los libros, como yo, una librería con el sugestivo nombre de «Le trouve tout du livre»(Todo se encuentra en los libros), ubicada en una antigua bodega y que tiene más de 50.000 libros en catálogo. Disfrutamos un buen rato de este asombroso descubrimiento y volvemos hacia nuestro alojamiento.

Librería de Le Somail

El día de nuestra vuelta a casa nos acercamos al pueblo de Lagrasse para ver su Abadía benedictina, en el corazón del macizo Des Corbières.

Dice la leyenda que esta Abadía fue fundada por Carlomagno y que se enriqueció rápidamente por numerosas donaciones. En la época de la Revolución francesa el Estado se apoderó de ella y fue vendida en dos partes separadamente.

Y así continua hoy en día, con una parte privada y una parte pública que pertenece al Conseil General de L´Aude y que es la que se puede visitar.

Abadía benedictina de Lagrasse

El pueblo de Lagrasse nació de la Abadía y están separados por el río Orbieu. Lagrasse está considerado como uno de los más bellos pueblos de Francia, conservando aún en sus angostas calles un buen número de fachadas de la Edad Media que hace que te sientas trasladado a otra época.

La Abadía y el pueblo están separados por el río

Dos de sus lugares más característicos es el edificio del Mercado formado por unos pilares de piedra que sostienen una estructura de madera  y el Puente viejo, le Pont vieux, que une el pueblo con la Abadía.

Estructura de madera del Mercado de Lagrasse

La Abadía por dentro está muy bien conservada y al recorrerla te puedes hacer una idea de cómo vivían estos monjes benedictinos. Uno de los espacios más espectaculares es el inmenso dormitorio de 500m cuadrados de finales del s.XIII.

El dormitorio de los monjes

También se visita la residencia del Abad, que se distribuye alrededor de un pequeño patio, bordeado por unas galerías que soportan balcones de madera.

Residencia del Abad, del siglo XIII

Nos volvemos a Valencia pensando ya en volver, porque nos queda el deseo de recorrer el Canal alquilando una penichette como las que nos cruzamos en nuestro mini-crucero, y paseando en bicicleta por las orillas del Canal.

Puedes alquilar un barco para recorrer el Canal
Las orillas del Canal está preparadas para recorrerlas en bicicleta

¿No crees que recorrer el Canal du Midi es una forma original y diferente de viajar? Además los Cátaros y sus misterios aún tienen mucho que contarnos. ¡Y yo no me lo quiero perder!.

 

 

 

 

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