SEMANA SANTA EN UN PUEBLO MANCHEGO

Nos apetecía ver una procesión de Semana Santa en algún pueblo pequeño con tradiciones poco conocidas por los forasteros pero vividas con gran sentimiento por los habitantes del lugar, por lo que decidimos buscar algún pueblo de la provincia de Albacete. .

Y pensat i fet. Elegimos Chinchilla de Montearagón, un pueblo a unas dos horas de Valencia, muy cerca de Albacete capital. Una muy buena elección.

Salimos la misma tarde de Viernes Santo para llegar a ese pequeño pueblo manchego y poder ver la Procesión del Santo Entierro que empezaba a las nueve de la noche. Y fue tal y como habíamos imaginado.

Penitentes procesionando por la Plaza Mayor

Llegamos sobre las 8 de la tarde, con los últimos rayos de sol, pero suficiente para dar una vuelta por el pueblo antes de que se hiciera de noche. Aunque más que dar una vuelta fue un subir y bajar por sus calles y escaleras, ya que Chinchilla de Montearagón es un pueblo en las faldas de una colina rematado por un castillo.

Vistas de Chinchilla de Montearagón

Dejamos el coche a la entrada del pueblo y empezamos a subir siguiendo a distintos grupitos de cofrades con capas de distintos colores. Iban todos hacia la Iglesia. Salían de sus casas familias enteras con los capirotes en las manos y algunos con tambores y/o trompetas, y nosotros fuimos detrás de ellos hasta que llegamos a la Plaza de la Mancha, una bonita plaza porticada típica de los pueblos manchegos, donde se encuentra el Ayuntamiento y la Iglesia.

En la Plaza de la Mancha se iban reuniendo las distintas cofradías

Allí, en la puerta de la Iglesia de Santa María del Salvador, iban reuniéndose todos por cofradías esperando a que se hiciera la hora de la procesión.

Para hacer tiempo entramos a ver  la Iglesia y allí estaban adornadas y preparadas todas las imágenes que iban a procesionar y pudimos observar de primera mano cómo estaban los costaleros ajustándose las andas para llevar a hombros los Pasos.

Costaleros ajustándose las andas

Salimos de la Iglesia y a la misma puerta iba llegando cada hermandad o cofradía tocando las marchas con sus tambores y trompetas e iban saliendo con su imagen portada a hombros, y desde ahí empezaba el recorrido por las estrechas y empinadas calles de este pueblo.

Cada Cofradía recogía su imagen en la puerta de la Iglesia.

Ahí averiguamos que el origen de la Semana Santa en Chinchilla existe desde el s. XV y que hay cinco cofradías y una hermandad, que se diferencian por los colores de sus capas, de sus hábitos y de los cíngulos que las ciñen, excepto la Hermandad de los Apóstoles que van vestidos unos de  romanos y otros como iban los apóstoles en tiempos de Cristo, una tradición bastante curiosa.

Hermandad de los Santos Apóstoles

Los nombres de las cofradías nos evocan la tradición católica de esta Semana de Pasión: Santísimo Cristo de la Agonía y el Santo Entierro, Virgen de las Angustias, Preciosísima Sangre de Jesucristo y Virgen de los Dolores…

Después de ver cómo salían todos los Pasos de la Iglesia volvimos a dar una vuelta por calles vacías y silenciosas buscando un lugar desde donde ver pasar de cerca la procesión y encontramos una pequeña placita, al final de una cuesta, desde donde podíamos ver llegar cada cofradía.

El pueblo estaba vacío y silencioso, y solo se oían los sonidos de los tambores tocando marchas solemnes en esta noche de Viernes Santo.

De repente, y después de ver pasar algunas cofradías, oímos un sonido diferente que no sabíamos de donde salía. Era un sonido profundo, lúgubre y con un cierto ritmo, y cual fue nuestra sorpresa cuando vimos a dos nazarenos portando una especie de cuernos con ruedas de donde salían esos sonidos.

Eran las bozainas, unos instrumentos musicales medievales típicos de este pueblo. Solo por haber oído ese sonido lastimero en la oscuridad de esta noche silenciosa ya habría valido la pena el viaje. Si queréis saber cómo sonaban las bozainas podéis oírlo en el video de mi cuenta de Instagram .

Bozainas de Chinchilla

Pero es que además, como donde estábamos era una pequeña placita al final de una calle empinada, pues justo ahí es donde paraban a descansar los costaleros del peso de las imágenes, por lo que pudimos ver en primera fila cómo paraban y como hacían la levantá para volver a coger la imagen.

Tanto al dejar el Paso como al volverlo a levantar se hace al toque del Capataz con el llamador, que es una pieza metálica situada en el frontal de los pasos.

Costaleros portando un Paso de Semana Santa en Chinchilla
Calle de Chinchilla

Por cierto, y como una curiosidad que aprendí esta noche, los cofrades que llevan las imágenes, los costaleros, no llevan capirote sino solo el antifaz sujeto por una cuerda. Ya conoces mi lema, nunca te acostarás sin saber una cosa más.

Cerrando ya la procesión iban las clavariesas, con sus trajes negros y sus mantillas y, para completar este Viernes de Pasión, desde el Balcón del Ayuntamiento oímos como cantaban una saeta al paso de la Virgen. No faltó nada de nada.

Eran casi las doce de la noche cuando nos íbamos de Chinchilla, dejando a cofrades y nazarenos recorriendo todavía las calles de la parte baja del pueblo. Un bocadillo en un típico bar de carretera completó esta breve escapada de Semana Santa.

Y como nos ha encantado la experiencia seguiremos buscando autenticas tradiciones en próximas Semanas Santas.

 

 

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