Queridos Pirineos: Os he recorrido de punta a punta. He ido conociendoos y atravesando tus preciosos valles en distintas etapas de mi vida.
Os he visitado en familia, en pareja, con amigos… incluso el viaje de Fin de Curso con mis compañeras del colegio lo pasé entre vosotros.
Luego os quise presentar a nuestra hija, y recorrimos algunos de tus valles siendo pequeña, adolescente y ya adulta.
Os he visitado en invierno, en Pascuas, en Fallas, en verano e incluso en algún puente de esos en los que toda España nos echamos a las carreteras como si no hubiera un mañana. En vuestras laderas y picos he pasado frío, mucho frío, y calor, muuuucho calor. Me he alojado en campings, hoteles, casas rurales e incluso en la Hospedería de un Monasterio.
Así que creo que ha llegado el momento de haceros un homenaje y enseñarle al resto de la humanidad lo que se está perdiendo. Y he pensado que como mejor puedo hacerlo es mostrando tus valles, tus maravillosos valles de oeste a este.

Mi consejo, después de haber viajado de muy distintas maneras, es que dediquéis cada viaje a un valle. Por muchos días que tengáis, vale la pena conocer bien una zona y no querer recorrerlo todo ya que los kilómetros que se hacen por estas carreteras de montaña son cansados y no se disfruta igual.
Cógete un hotelito rural en medio del valle y recórrelo de norte a sur y de este a oeste, anda por sus caminos, come donde te recomiende la gente del lugar, visita sus pueblecitos, sus Monasterios, sus ermitas…
Y, aunque me cueste, voy a intentar elegir uno de cada zona. Ese será mi favorito, pero tú debes encontrar el tuyo, para lo cual debes recorrerlos con tranquilidad y sin prisas, como ya te he comentado.

Pero empecemos ya….
La zona más occidental de esta cadena montañosa pertenece a los PIRINEOS NAVARROS.
Su paisaje no es tan agreste y sus picos no son tan altos como en la parte más central de los Pirineos, pero su vegetación es más frondosa, y sus valles más verdes, con colinas que esconden ríos tranquilos y pequeñas cascadas.
Aquí puedes visitar el Valle de Roncesvalles, con su puerto de montaña que une Francia con España, donde empieza el «Camino Francés» y que es el paso natural de los peregrinos que van hacia Santiago de Compostela.
También puedes recorrer el Valle de Aezcoa donde se encuentra la Selva de Irati, una inmensa mancha verde que se mantiene en estado casi virgen y que tiene una parte en territorio francés.
Otro valle situado en los Pirineos navarros es el Valle del Salazar, con los pintorescos pueblos de Ochogavía y Ezcaroz y el Valle del Roncal, que es el último perteneciente a los Pirineos Navarros antes de adentrarnos en los Aragoneses y que tiene, en su pequeño cementerio del pueblo de El Roncal, la tumba del tenor Julián Gayarre, con una escultura de Benlliure.

Por esta zona te puedes alojar en la Hospedería del Monasterio del Leyre, como hicimos nosotros. Un lugar diferente, sencillo, tranquilo, donde no encontramos lujos pero donde fue una gozada poder escuchar a los monjes cantar sus Cantos Gregorianos siguiendo la Liturgia de las Horas, según la orden benedictina: los Maitines a las 6 de la mañana, los Laudes a las 8, las Vísperas a las 7 de la tarde y las Completas a las 9 de la noche. Escuchar sus voces al amanecer y al anochecer aquí, en medio de la nada, ciertamente hace brotar tu espiritualidad.
Pero de todos los valles que hay en los Pirineos navarros mi favorito es el Valle del Baztán. que es el valle más occidental de esta cadena montañosa y que ha sido de los últimos que he visitado, atraída, como muchos viajeros más, por los libros de Dolores Redondo.
Aquí nos alojamos en Arizcun, en el Hotel Señorío de Ursúa, un caserío del s. XVII en el corazón del valle.
Algunas cosas de las que hicimos cuando visitamos este valle las puedes ver mas detalladamente en los posts «Brujas y Lamias en Zugarramurdi» y «Eligiendo por un libro: El Valle del Baztán», y verás que, entre otras muchas cosas visitamos Elizondo, seguimos el camino de los caballitos azules que va de las cuevas de Urdax a las de Zugarramurdi, paseamos por el Señorío de Bertiz , fuimos al Molino del Infierno a comer truchas en su vivero y probamos los talos, hechos a la manera tradicional, en el Molino de Amaiur. Y, por supuesto, nos empapamos de sus leyendas y de sus personajes mitológicos. ¡Un lugar encantador!.
Y uno de mis elegidos si viajas en familia como te explico en el post Cinco lugares mágicos para visitar con niños.

Y pasamos a la zona central de los Pirineos, los PIRINEOS ARAGONESES, mis preferidos. Agrestes, rudos pero acogedores, semejantes a la personalidad de los oriundos de Aragón.
A estos valles es adonde te recomendaría ir si quisieras empezar a conocer los Pirineos.

Si los nombramos de oeste a este estaría el Valle de Ansó y el Valle de Hecho, dos valles que corren paralelos y que son la antesala a la Selva de Oza, un impresionante bosque de hayas y de formaciones rocosas. Luego vendría el Valle de Canfranc con su bonita Estación Ferroviaria Internacional y su túnel que, en tiempos, unió España con Francia.
Este lugar tiene una curiosa historia que no me resisto a contarte por encima. La estación llegó a inaugurarse y tuvo varios años de esplendor hasta que sobre 1949 quedó inutilizada por desacuerdos entre los dos Gobiernos, el francés y el español.
Luego fue refugio de judíos y almacén del oro nazi, creando uno de los episodios más oscuros y menos conocidos de la historia de España. ¿De verdad no te entran ganas de visitarla y conocer más sobre este episodio de nuestra historia?
Actualmente solo se puede acceder a la Estación en visitas guiadas, pero si quieres conocerla date prisa porque, entre otros proyectos, está el de convertirla en un hotel de lujo.

Otros valles de los Pirineos Aragoneses son el Valle de Tena, uno de los más extensos y poblados del Pirineo, que empieza en la localidad de Sabiñánigo , al que pertenece el histórico Balneario de Panticosa, y donde descubrimos el escondido Valle de la Ripera. También está el Valle de Ordesa, quizá el más turístico y masificado de todos, el Valle de Benasque, éste ya haciendo frontera con los Pirineos Catalanes…
Pero si solo pudiera elegir uno de los valles de los Pirineos Aragoneses, mi elección sería el Valle de Pineta, paralelo al de Ordesa y al que se accede por la bonita población de Ainsa.
Este valle, menos conocido que el de Ordesa y mucho menos turístico, tiene lugares que me encantan, entre ellos el Cañón de Añisclo, una profunda garganta esculpida por el río Bellós, las Gargantas de Escuaín, una joya escondida en plenos Pirineos, o el Sendero de las Cascadas que rodea el Parador de Bielsa , pasando por la Ermita de Pineta y los Llanos de LaLarri.

Este Parador está en un lugar espectacular por lo que, si no puedes alojarte aquí, al menos tomate un café con vistas en su terraza.
Para entrar al Valle de Pineta debes pasar por Bielsa, un pequeño pueblo medieval que creció a raíz de la aparición de unas minas de plata en sus cercanías y que quedó prácticamente destruido en la Guerra Civil.
Y cerca de aquí, más solitario todavía, el Valle de Chistau o de Gistain, con sus bucólicos pueblos de Plan y Gistaín. Casas de piedra, calles empinadas y amplias praderas donde pasta el ganado.
Estos pueblos, que pertenecen a la llamada España abandonada o vaciada, hoy han superado en parte su despoblación gracias al turismo, pero todavía puedes dar paseos o encontrar rutas en los que solo te cruzarás con algún pastor cuidando su rebaño.
Paisajes sosegados y bucólicos que te llevarás para siempre en tu retina.
Y llegamos a la parte más oriental de los Pirineos, los PIRINEOS CATALANES.
El Valle de Arán es uno de los más espectaculares. Es un valle que históricamente ha estado muy aislado ya que el acceso a este valle, incluso en la actualidad, solo se puede hacer por el túnel de Viella, de más de 5 Km. de longitud o por el Puerto de la Bonaigüa, que en muchas ocasiones está cerrado al trafico por las inclemencias meteorológicas.
El Valle de Arán estaba prácticamente incomunicado con el resto de España hasta la construcción del antiguo túnel de Viella, una obra de ingeniería que se ejecutó por primera vez a principios del s. XX pero que tuvo que ser suspendida su construcción por la Guerra Civil y por dificultades en su ejecución ya que se hizo con pico y pala y muy pocos medios técnicos, y que posteriormente se desplomó teniendo que realizar otro tunel nuevo, inaugurado en 2007, que es el que se usa en la actualidad.
Estas complicaciones en las comunicaciones y ese aislamiento es lo que ha hecho que el Valle de Arán haya mantenido sus raíces, sus costumbres y hasta su propio idioma, el aranés.

Su capital es Viella y tiene pueblecitos como Bagerge, Bososts o Les con la típica arquitectura de casas aranesas, características de este valle. Un lugar muy curioso de ver son els Uelhs deth Joèu, un fenomeno excepcional de la naturaleza ya que son las aguas del glaciar del Aneto que, después de una enorme cascada, desaparecen en el Forat d´Aigualluts, en el valle de Benasque y reaparecen después de 4Km. subterráneos en este lugar del Valle de Arán, cerca de Artiga de Lin. Esta es una bonita y fácil excursión de las muchas que se pueden hacer en este amplio valle.
Si sales del Valle de Arán por el Puerto de la Bonaigüa, que era el único acceso al valle antes de la construcción del túnel, ya estás camino de Andorra. Este pequeño país, colocado en medio de los Pirineos Catalanes es mi lugar preferido para esquiar.

Siguiendo hacia el este nos encontramos con el Valle de La Cerdanya. Este valle, con un un pie en España y otro en Francia, es lo más parecido a Suiza que podemos encontrarnos. Valles amplios, montañas verdes y prados con vacas pastando por aquí y por allá.
Tiene su centro en la localidad de Puigcerdà, y como curiosidad deciros que tiene muchos pueblos con nombres de una sola sílaba como Bor, Riu, Alp, Err, All, Ger, Urtx, Darr, Lles… ¡A que es curioso!
Y pasamos a una zona de los Pirineos a la que solo se puede acceder con un transporte singular. Se trata del Valle de Núria que tiene la peculiaridad de que se accede a él después de un sinuoso recorrido a través de las montañas en un tren-cremallera.
El tren cremallera de Núria sale de la estación de Ribes de Freser y recorre 12´5 Km. y un desnivel de más de 1000 m. para llegar a este valle glaciar presidido por el Monasterio de Núria.
Aunque en estos pueblos de los Pirineos siempre se han usado los esquís para desplazarse, fue desde la inauguración del cremallera en 1931, que Núria se consolidó como centro de deportes de montaña y de invierno.
Pero mi elección, en el caso de los Pirineos Catalanes, es el Valle de Camprodón. Un lugar perfecto para hacer senderismo, con buena gastronomía y con unos pueblecitos montañeses con sus casas de piedra, tan rodeados de verde y tan tranquilos que te dan ganas de quedarte a vivir allí. Camprodón, Setcases, Molló, Beget… cualquiera de esos pueblos te encantarán.
Y tampoco te dejes de lado estos dos valles prepirenaicos, con sus características tan especiales, la Vall de Boí en Cataluña y la Sierra de Guara en Aragón.

Así que ya conoces mi ranking de valles pirenaicos. Mis elegidos son Baztán en los Pirineos Navarros, Pineta en los Aragoneses y Camprodón en los Catalanes.
¿Cual es el tuyo? Ah! ¡Que no conoces muchos de los valles que te he enseñado!, pues ya tardas en empezar a organizarte para ir visitándolos todos, seguro que alguno de ellos se convertirá en tu lugar favorito.