HERMANDAD DE CAMPOO DE SUSO, donde nos llevó el destino en el verano del coronavirus.

Esta es la historia de un viaje que no fue y de otro que sí fue. Un cambio de destino donde el azar jugó un importante papel. Y que al final salió muy bien.

Era el verano del coronavirus, y cuando ya nos permitieron salir de casa, los viajeros como yo necesitábamos hacer algún viaje, aunque fuera de unos pocos días. Así que convencí a mi marido y a mi hija, mis compañeros de viaje, que son fáciles de convencer y preparé un viaje a Vitoria-Gasteiz, una capital y una provincia que tenía muchas ganas de conocer.

Contraté el hotel, céntrico para poder pasear por el casco viejo, contacté con blogueros de esa zona, que es lo que me gusta hacer cuando preparo un viaje, elegí el día para visitar la Catedral y decidí a qué dos lugares, no muy lejos de Vitoria, íbamos a ir para estar en la naturaleza y visitar un precioso Monasterio y unas minas de sal. Un viaje perfecto, con todo lo que debe tener un viaje.

Pero este año de 2020 el destino no quería que hiciéramos nada de lo que teníamos programado. Por algo será, no hay que intentar luchar contra los elementos, y unos días antes de nuestro viaje empezaron a subir los contagios en el País Vasco y se empezó a hablar de que lo iban a confinar.

Y, pensat y fet, cambiamos nuestro destino, y en vez de en la señorial ciudad de Vitoria-Gasteiz aparecimos en un pueblo diminuto del interior de Cantabria llamado Entrambasaguas, que pertenece a la Hermandad de Campoo de Suso, a los pies de la Sierra de Hijar y junto al Parque Natural de Saja-Besaya. El destino nos tenía preparado un viaje perfecto en un destino inmejorable que os contaré en varios posts.

Plaza del pequeño pueblo de Entrambasaguas, en la Hermandad de Campoo de Suso (Cantabria)

Vamos primero con el lugar de nuestra estancia, y la elección fue algo tan sencillo cómo encontrar un hotelito rural donde pudimos reservar habitación triple unos días antes de viajar. El hotel rural se llamaba Lindos Sueños y la verdad es que, en estos momentos, todos necesitábamos un lugar donde soñar.

Exterior de la Casa Rural Lindos Sueños

Es una posada rural pequeñita que transmite calma y sosiego, algo que buscábamos con ánsia para alejarnos de las preocupaciones diarias de este momento.

Interior de la Casa Rural donde nos alojamos en Entrambasaguas

En Cantabria ya habíamos estado varias veces, en el Valle de Cabuérniga, visitando las ermitas rupestres de Valderredible , en el Valle del Nansa, en Bárcena Mayor, en  su capital Santander, en Santillana del Mar, en el Parque de Cabárceno, en Santo Toribio de Liébana, en Picos de Europa subiendo al teleférico de Fuente Dé y en algunos lugares más, pero Cantabria tiene tanto por ver que casi todo lo que vimos era nuevo para nosotros y aún nos quedaron cosas por hacer y visitar para varios viajes a Cantabria más.

Los cuatro días que teníamos antes de volver a casa los repartimos de manera que pudiésemos visitar la costa, la capital de Cantabria, Santander, y hacer alguna excursión a pie por los alrededores de nuestro alojamiento, ya que estábamos cerca del nacimiento del río Ebro y del Parque Natural de Saja-Besaya.

Lugar exacto del Nacimiento del Ebro , en Fontibre

Pero en el post de hoy vamos a empezar por conocer los alrededores de nuestro bonito alojamiento. Nos encontramos en el municipio llamado Hermandad de Campoo de Suso, formado por 25 pueblos y en los que, entre todos ellos, no viven más de 2000 habitantes. Está al sur de Cantabria, casi frontera con la provincia de Palencia. Nuestro hotel rural estaba en Entrambasaguas, un pequeño pueblecito pegado a otro llamado La Lomba.

Desde el hotel no hacía falta irse muy lejos para estar en plena naturaleza, simplemente saliendo por la puerta teníamos un río, un bonito puente de piedra que lo cruzaba y un tupido bosque.

Senderos alrededor de nuestro alojamiento
Es salir de la posada y ya estamos en plena naturaleza

También tenías un diminuto pueblo, Entrambasaguas, pegado a otro pueblecito, La Lomba y cerca de un restaurante donde cenamos todas las noches, y donde probamos algunas de las delicias locales como el cachopo.

Tamaño del cachopo local. Enoooorme y buenísimo

Después de dar un paseo por los alrededores cogimos el coche y seguimos la carretera que pasa por el pueblo de nuestro hotel. Esta carretera va desde Reinosa hasta la única estación de esquí que tiene Cantabria, la de Alto Campoo.

Y, hacia allí fuimos, hacia el final de la carretera, hacia el pueblo llamado Brañavieja, donde se encuentra la Estación de Esquí. Y, además de estar lloviznando y nublado, haciéndonos olvidar que estábamos en agosto, nos encontramos con bonitas escenas rurales como ésta.

Amamantando en mitad de la carretera. Dueños y señores de estas tierras.

Y un poco más allá de la Estación de esquí, y donde se acaba la carretera, se encuentra el Pico de los Tres Mares, en la Sierra de Hijar,  llamado así porque en sus laderas nacen tres ríos que van a desembocar cada uno en un mar distinto, por lo que este pico alimenta a tres mares.

Y así, siendo un poco curiosos, buscamos a ver cuales son esos tres ríos. Pues son el Ebro que vierte sus aguas en el Mediterráneo, el Nansa que desemboca en el Cantábrico y el Pisuerga, que al ser un afluente del Duero, desemboca en el Atlántico. Lección de geografía aprendida.

Vistas desde el Pico Tres Mares

Seguimos con más lugares que visitar por los alrededores. La verdad es que cualquier camino por el que metas te lleva a rincones encantadores y en uno de nuestros paseos encontramos este cuidado puente medieval de un solo ojo, que se encuentra en un pueblito llamado Riaño de Campoo, y bajo el que pasa el río Híjar. Éste ha sido un lugar de encuentro tradicional de los pobladores de la Hermandad de Campoo de Suso, que venían a bañarse al pozo Negro, una poza de más de 4 m. de profundidad que tenía aquí el río Híjar.

Puente medieval en Riaño de Campoo

También cerca de nuestro hotel estaba Fontibre, el lugar donde nace el río Ebro. Un lugar muy cerca de Reinosa, como dice la jota que me cantaba mi abuela materna, que era aragonesa:

«El Ebro nace en Reinosa y desemboca en el mar, y pasa por Zaragoza para besar el Pilar»

Desde ahí hicimos una excursión siguiendo el camino PR-S 80, que sale justo de la zona donde nace el Ebro. Nos dieron más información en el Centro de Interpretación del Nacimiento del Ebro, que está en el mismo aparcamiento.

Es una ruta circular de unos 10 Km. En esta ruta pasamos por robledales y hayedos, atravesamos algunos pastos, una ermita y algún núcleo habitado.

La ruta empieza cruzando una portilla que debes tener buen cuidado de volver a dejar cerrada ya que hay animales pastando y, aunque no se inmutan cuando pasas a su lado, no te quitan el ojo hasta que te alejas un poco.

Portilla donde empieza el sendero PR- S80
Pasas junto a vacas pastando

Después de seguir durante un buen rato una pista forestal amplia y despejada, debes desviarte hacia la derecha, siguiendo el letrero que te dirige hacia la Ermita de los Cagigales, y al poco rato ya empiezas a atravesar el robledal de  Villacantid.

Debes tomar este desvío, que te lleva a un bonito robledal
Atravesando el robledal de Villacantid

Luego llegas cerca del pueblo de Villacantud, donde se encuentra el Centro de interpretación del románico y, después de un pequeño tramo en el que debes ir por la carretera, aparece delante de tí la Ermita de la Virgen de los Cagigales, donde nos tomamos un pequeño respiro en las mesas de picnic que hay allí mismo.

Eso es más o menos la mitad del camino y ya empiezas a volver hacia la Cabaña del Cepelludo, donde para llegar debes volver a atravesar otro portillo.

Vas encontrando animales durante todo el camino.
En la Cabaña del Cepelludo

Este trozo de camino, con una pendiente bastante empinada, te deja vistas como ésta.

Y por fin, y ya casi acabando la ruta, llegas a una de las partes más bonitas del sendero, el Hayedo de La Guariza, y desde ahí alcanzas de nuevo la pista por donde has empezado para llegar al Nacimiento del Ebro.

Hayedo de la Guariza

Si quieres información más detallada de esta ruta, aquí te dejo un enlace. La caminata, para nuestro gusto, fue un poco larga, algo más de tres horas, por lo que yo te recomendaría, si quieres hacer una ruta más corta, que hicieses el recorrido al revés de como se suele indicar, yendo directamente al Hayedo de la Guariza y siguiendo hasta la Cabaña del Cepelludo, buscando las bonitas vistas que hay desde allí, y volviendo de nuevo por el mismo camino.

Esta excursión, de la que acabamos bastante cansados, se merecía que comiésemos unos buenos platos de cuchara, y eso hicimos ya que, siguiendo las recomendaciones que nos habían dado en nuestro hotel rural, reservamos mesa en la terraza del restaurante Pico Casares, ubicado en el pueblo de La Lomba.

Terraza del Restaurante Pico Casares

Y allí, bajo la sombra de viejos árboles y con mesas y bancos de piedra, nos metimos entre pecho y espalda un cocido montañés, una sopa de fideos, un guisado de patatas y unos garbanzos con chorizo, de los que no te sabría decir cual estaba más bueno. Lo que allí llaman un menú de cuchara. Una comida de esas de las que te acuerdas mucho tiempo después.

Menú de cuchara del Restaurante Pico Casares en La Lomba

Y ya que hablamos de comidas no puedo dejar de enseñaros el cuidado comedor del hotel rural Lindos Sueños, donde desayunábamos todos los días. Todavía cada mañana, cuando me despierto, echo de menos las vistas, la tranquilidad  y los variados bizcochos caseros que nos servían en el desayuno.

¡Que gozada desayunar productos caseros!

¡Ya necesito otro viajecito!!! ¿Y tú?

 

 

 

 

 

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