BRUJAS Y LAMIAS EN ZUGARRAMURDI

…Sigue el camino de los caballitos azules. ¡Cómo no seguir ese mensaje! ¡Cómo no recorrer ese camino que iba de las Cuevas de Urdax  a las de Zugarramurdi! ¡Cómo no hacer caso  a los lugareños e intentar encontrar a las lamias, al basajaun, a las brujas y a todos esos personajes mitológicos que habitan en los bosques y las cuevas del Valle del Baztán!

Y para conocer a todos estos personajes mitológicos este es uno de los lugares que puedes convertir en mágicos para hacer un viaje con niños.

Sigue el camino de los caballitos azules…

En nuestro viaje al Valle del Baztan siguiendo los pasos a los que nos había llevado el libro «El Guardián Invisible » de Dolores Redondo y después de haber visitado Elizondo  y el Molino del Infierno, decidimos dejar el coche aparcado y hacer una parte de la «Ruta de los contrabandistas o de las Tres Cuevas», de las que nosotros solo visitamos dos: la de Urdax y la de Zugarramurdi.

Has de ir atento para encontrar a los caballitos azules

Salimos de Urdax y siguiendo los caballitos azules, que pintados en los lugares más inverosímiles te van guiando, llegamos al pueblo de Zugarramurdi. Son casi 3 kilómetros en los que subes y bajas montañas, atraviesas granjas, cruzas rediles donde las vacas te miran con mala cara, vas por caminos a pleno sol, y por zonas boscosas donde apenas penetran sus rayos. Y cuando llegas a Zugarramurdi debes cruzar todo el pueblo hasta llegar a la Cueva, que está a las afueras, en el camino que une este pueblo con el vecino pueblo de Sare, ya en territorio francés.

Subes y bajas montañas…
Atraviesas granjas con vacas…
Vas por caminos a pleno sol…

Esta cueva de Zugarramurdi no es una cueva subterránea, como es la de Urdax que visitaremos a la vuelta, sino que es una gran cavidad horadada por la Regata del Infierno, un riachuelo que hoy en día continua con su labor erosionadora y que ha creado a lo largo de los siglos un gran hueco de 120 m. de largo y unos 10 metros de ancho.

Regata del Infierno

Pero esta cueva por lo que es realmente conocida es por los sucesos ocurridos entre sus paredes por parte de la Inquisición y que tan bien recreó Alex de la Iglesia en su película «Las brujas de Zugarramurdi», rodada en este mismo escenario natural.

En el siglo XVII vivían en estos pueblos unas mujeres llamadas sorgin (bruja en euskera), que tenían un profundo conocimiento de la naturaleza, las plantas medicinales, la fecundación y ayudaban en los partos. El lugar donde celebraban sus fiestas y sus rituales era esta cueva, que representaba las entrañas de la Madre Tierra.

Cueva de Zugarramurdi

La Inquisición no veía con buenos ojos a esas mujeres de creencias y sabiduría diferente y que además hablaban una lengua extraña y empezaron a crear la sospecha de que las sorgin hacían magia negra. Y así es como fueron señaladas y Zugarramurdi sufrió una cacería de brujas, que luego se extendió a toda Europa.

Este  es uno de esos lugares en los que sientes una energía especial, y en los que, si estás atento, puedes escuchar los ecos de la historia que te repiten estas piedras. Tanto éste como otros lugares en los que he estado en los que se notaba que de allí emanaba una energía natural ,los he contado en mi post número 100: Lugares de Poder.

A la vuelta a Urdax y después de comer visitamos sus cuevas: las cuevas de Urdax o de Ikaburu. La visita es guiada y cuesta 6€ los adultos y 3€ los niños. Dura unos 40 min. y debes llevar algo de abrigo porque la temperatura en el interior es de unos 14 grados.

Es una sucesión de cuevas repletas de estalactitas y estalagmitas. Un lugar perfecto para poder encontrarte con las lamias, unos personajes mitológicos, mitad mujer, mitad animal, que vivían en cuevas y ríos y que nos encontraremos en otros lugares que también visitamos durante nuestro viaje al Valle del Baztán.

El paisaje que se quedó en mi retina: El Señorío de Bertiz

Entrada al Señorío de Bertiz

Estuvimos a punto de no ir a ver este lugar porque teníamos que apartarnos un poco de la zona donde estábamos, pero menos mal que al final fuimos porque fue uno de los lugares que más nos gustaron del viaje. Una lástima que solo pudimos estar allí poco tiempo y no pudimos hacer las excursiones que se adentraban en el bosque, profundo pero supercuidado, de este Parque Natural.

Senderos del bosque del Señorío de Bertiz

Esta finca, que perteneció a Pedro Miguel de Bertiz desde el siglo XIV, fue pasando de generación en generación hasta que en 1949 fue donada a la Excelentísima Diputación Foral de Navarra, con la exigencia de conservarla sin variar sus características.

Y así ha sido, por lo que en la actualidad podemos pasear por estos terrenos como lo hicieron los señores de Bertiz durante varios siglos y admirar el jardín Histórico – Artístico, que tiene más de 100 años de antigüedad, con multitud de plantas exóticas y pasear por su bosque atlántico donde conviven en armonía hayas, robles, fresnos y castaños. El río Baztán, que luego se llamará Bidasoa, es el límite por el sur de este Parque Natural.

A la entrada al Parque está el Centro de información y Acogida donde te dan un mapa con los diferentes itinerarios que puedes hacer.

Los itinerarios pueden ser desde un pequeño paseo que va por una pista forestal bordeando el río, que es el que hicimos nosotros, hasta subir a la cumbre del Aizkolegi, que es el punto más alto de Bertiz, que son unos 11Km.

En su página web te puedes descargar el mapa con los senderos y sus características para poder organizarte la visita mejor de lo que hicimos nosotros, pues nos quedamos con ganas de pasar más tiempo aquí.

Itinerario que hicimos nosotros: el Erreparatzea

El Señorío de Bertiz está a unos 45 Km. de Pamplona y se accede por la localidad de Oronoz-Mugaire.

Cuando te informas sobre el Parque ves la importancia que aquí tienen las lamias, de las que ya nos habían hablado en las cuevas de Urdax, ya que eran las protectoras de este bosque, e incluso adornan el escudo del Señorío.

Y si eran las protectoras lo hicieron realmente bien, protegieron de tal forma estos bosques que han llegado hasta nuestros días totalmente preservados.

Nos explicaron que las lamias recorrían el río cantando y peinándose con un peine de oro, causando respeto y temor. Quizá sea ese temor lo que consiguió preservar el paisaje de Bertiz para que lo podamos ver así en la actualidad. ¡Tendremos que dar las gracias a las lamias!

Esa noche decidimos ir a cenar talos, una comida típica de esta tierra y que solo se puede tomar en muy pocos lugares, y uno de ellos es en el Molino de Amaiur, y hacia allí encaminamos nuestros pasos.

Entrada de Maya/Amaiur

Ya anochecía cuando llegamos al pueblo de Maya, Amaiur en euskera. Es un pueblecito pequeño y muy pintoresco con una entrada que da a la única calle del pueblo, donde se alinean  palacios y caserones típicos vascos.

El pueblo está atravesado por  el Camino de Santiago, y eso se nota nada más entrar en una rústica fuente que hay para los peregrinos, con su taza para beber, su pila para lavarse los pies y su toalla para secarse, con un dibujo de un peregrino tallado en la piedra y sin faltar la concha característica de los peregrinos que cruzaban los Pirineos camino de Santiago de Compostela.

Fuente para peregrinos en Amaiur
«Talos»

A las afueras del pueblo, antes de atravesar el típico arco de entrada y frente a la Iglesia, se encuentra el Molino, uno de los pocos molinos tradicionales que en la actualidad todavía siguen en activo y cuya piedra de moler está movida únicamente por la fuerza del agua.

Además de comerte los talos, que es algo que no debes dejar de hacer si visitas el Valle del Baztán, puedes visitar también el Molino por dentro y ver cómo se muele el maíz para hacer la harina y cómo amasan esas tortas, los talos, que luego rellenan con distintos ingredientes.

Nosotros los probamos de queso con chistorra, queso con tocino y queso con chocolate. ¡Sí, como lo oyes, queso con chocolate, y estaba buenísimo!!!

Hay que tener en cuenta que los lunes y los jueves cierra y el resto de días el horario es de 13´30 a 15h. y de 18 a 21h. Organizaos bien para poder hacer una parada aquí, porque comerse unos talos recién hechos en el propio molino, frente a la Iglesia, a la entrada del bonito pueblo de Amaiur y rodeados de montañas es uno de esos recuerdos que se quedan bien anclados en el pensamiento.

Comiendo «talos » en el Molino de Amaiur

Al día siguiente, y para despedirnos del Valle de Baztán de vuelta hacia Valencia, nos desviamos un poco hacia el pueblo de Erratzu. Este pueblo, situado en un apartado y tranquilo lugar, es base de multitud de senderos que se pueden recorrer, sobre todo el que va a la Cascada de Xoxorrin que sale desde el Barrio de Gorostopalo. Nosotros no pudimos hacerlo y nos conformamos con visitar el Claustro de la Iglesia de San Pedro Apóstol y pasear por las orillas del río que atraviesa el pueblo.

Claustro del convento de Erratzu
Erratzu

Ya camino de Valencia, paramos a tomar unas tapas en Pamplona y a tomarnos un café, ¡como no podía faltar! en el Cafe Iruña, en pleno centro de la ciudad, en la Plaza del Castillo. Un mítico Café, el preferido por Hemingway y uno de los más bonitos y con más historia en los que hemos estado.

Café Iruña en Pamplona

Mil paisajes y mil momentos se nos han quedado en la retina durante este viaje al Valle Pirenaico más occidental. ¡¡¡Si decides conocerlo sus brujas y sus lamias te encantarán!!!

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